Roberto Hilson Foot / Daniel Bruno
Las dificultades que han aparecido a partir del año 2005 en la generación y distribución de la energía necesarias para mantener las altas tasas de crecimiento económico de la Argentina desde 2003, nos han convencido de la necesidad de elaborar una propuesta que contemple las especificidades de la situación nacional, con el claro designio de mantener en el tiempo un alto crecimiento económico con una situación que tienda al autoabastecimiento energético.Esta propuesta debe enmarcarse en la presente situación de crisis internacional con el agotamiento paulatino de las reservas de hidrocarburos, encarecimiento marginal de su producción, por la combinación resultante de mayores costos y disminución de las reservas de estos recursos no renovables.
Además, es imprescindible considerar las consecuencias por el impacto ambiental y las dinámicas propias del cambio global, demandando un uso responsable de las reservas, pensando en un país que adopte políticas respetuosas del medio ambiente pues su deterioro implica, entre otras consecuencias, peores condiciones de vida para el pueblo.
La matriz propuesta pretende ser sustentable, procurando disminuir paulatinamente la dependencia de los combustibles fósiles, privilegiando el uso de los hidrocarburos para la petroquímica antes que su consumo destinado para la generación de energía e invirtiendo cada vez más en las fuentes alternativas. Esta matriz debe ser a su vez diversificada, con variantes atentas a los cambios tan vertiginosos que se producen en la tecnología, aceptando por tanto las limitaciones cognitivas en la capacidad de prever cambios, pero a su vez tratando de pensar un horizonte deseable para por lo menos los próximos cuarenta años.Asimismo, esta matriz debe ser flexible, capaz de enfrentar variaciones estacionales de la demanda, las dificultades climáticas y las variaciones en las dinámicas regionales e internacionales.
Por último, la matriz debe apuntar a permitir el crecimiento de la investigación y desarrollo de empresas nacionales, basadas en la acumulación de capital nacional y potenciando una investigación con técnicos y científicos argentinos articulando conocimientos y recursos con las universidades y los gobiernos municipales y provinciales. La estructura empresaria debe consistir en un sector privado capitalista, pero también por la escala y condiciones de producción puede desarrollarse un sector cooperativo y autogestionado, así como también de inversiones por parte del Estado.
Las dificultades que han aparecido a partir del año 2005 en la generación y distribución de la energía necesarias para mantener las altas tasas de crecimiento económico de la Argentina desde 2003, nos han convencido de la necesidad de elaborar una propuesta que contemple las especificidades de la situación nacional, con el claro designio de mantener en el tiempo un alto crecimiento económico con una situación que tienda al autoabastecimiento energético.Esta propuesta debe enmarcarse en la presente situación de crisis internacional con el agotamiento paulatino de las reservas de hidrocarburos, encarecimiento marginal de su producción, por la combinación resultante de mayores costos y disminución de las reservas de estos recursos no renovables.
Además, es imprescindible considerar las consecuencias por el impacto ambiental y las dinámicas propias del cambio global, demandando un uso responsable de las reservas, pensando en un país que adopte políticas respetuosas del medio ambiente pues su deterioro implica, entre otras consecuencias, peores condiciones de vida para el pueblo.
La matriz propuesta pretende ser sustentable, procurando disminuir paulatinamente la dependencia de los combustibles fósiles, privilegiando el uso de los hidrocarburos para la petroquímica antes que su consumo destinado para la generación de energía e invirtiendo cada vez más en las fuentes alternativas. Esta matriz debe ser a su vez diversificada, con variantes atentas a los cambios tan vertiginosos que se producen en la tecnología, aceptando por tanto las limitaciones cognitivas en la capacidad de prever cambios, pero a su vez tratando de pensar un horizonte deseable para por lo menos los próximos cuarenta años.Asimismo, esta matriz debe ser flexible, capaz de enfrentar variaciones estacionales de la demanda, las dificultades climáticas y las variaciones en las dinámicas regionales e internacionales.
Por último, la matriz debe apuntar a permitir el crecimiento de la investigación y desarrollo de empresas nacionales, basadas en la acumulación de capital nacional y potenciando una investigación con técnicos y científicos argentinos articulando conocimientos y recursos con las universidades y los gobiernos municipales y provinciales. La estructura empresaria debe consistir en un sector privado capitalista, pero también por la escala y condiciones de producción puede desarrollarse un sector cooperativo y autogestionado, así como también de inversiones por parte del Estado.
El objetivo a un plazo de cuarenta años, puede estar en los siguientes valores:
- 30% hidrocarburos
- 10% energía solar
- 10% energía atómica
- 40% energía derivada de la hidroelectricidad
- 10% energía eólica
Energía Eólica Desde el punto de vista regional, esta debería privilegiarse en la región patagónica, incluyendo las provincias de Tierra del Fuego, Santa Cruz, Chubut, Río Negro, Neuquén, La Pampa, e incluir también el sur de la provincia de Buenos Aires, donde por ejemplo en Bahía Blanca ya se ha desarrollado la aplicación de esta tecnología. Esta energía que es considerada como renovable, limpia y de flujo que cuenta a nivel internacional con una organización conocida como World Wind Energy, que agrupa a los interesados en el desarrollo de esta tecnología, encontrándose en el país la Asociación Argentina de Energía Eólica. Debería por ley establecerse con carácter obligatorio para todos los municipios patagónicos en un plazo de 15 años la instalación de los aerogeneradores, garantizando una fuente de energía renovable con el objetivo de satisfacer por lo menos los consumos residenciales de la región. Aprendiendo de las lecciones derivadas de las experiencias de Río Mayo, Pico Truncado, Comodoro Rivadavia y Bahía Blanca y con el aporte de las instituciones mencionadas con anterioridad, implementando líneas de crédito de los bancos locales, contando con el patrocinio de instituciones públicas, aportes científicos y técnicos de las universidades regionales y procurando desarrollar empresas nacionales que realicen I+D. Bajo el marco de la ley 25019 del Régimen Nacional de Energía Eólica y Solar y con la participación del INTA, INTI, el FONTAR – Fondo Tecnológico Argentino, el Ministerio de Ciencia y Técnica, desarrollar con todos ellos tecnología que permita ofrecer aerogeneradores para diversas escalas, desde una estancia hasta una gran ciudad como Bahía Blanca o Comodoro Rivadavia. Al FONTAR, por ejemplo, le puede corresponder el brindar asistencia a la ejecución de proyectos de innovación, permitiendo utilizar los fuertes vientos patagónicos como, por ejemplo, los registrados con un promedio anual de 30km por hora, en Puerto San Julián, o de 22km por hora, en Puerto Santa Cruz.
Energía Solar Desde el punto de vista regional, se debería priorizar la implementación de este tipo de tecnología en las provincias del NOA y de Cuyo. Por lo tanto, las provincias de Jujuy, Salta, Catamarca, La Rioja, San Juan, San Luis y Mendoza, deberían establecer por ley, que en un plazo de 15 años fuera obligatorio para todos los municipios, introducir tecnología que permita aprovechar la energía solar fotovoltaica y solar térmica, que por medio de una superficie absorbente degrada la energía solar generando efecto térmico. En la actualidad, contamos con la ley 25.019, la cual –a la luz de las necesidades de este proyecto- resulta, aunque valiosa, insuficiente. El objetivo de llegar a producir por medio de la energía solar el 10% de la energía, estaría direccionado en principio hacia el consumo residencial, permitiendo el desarrollo de tecnología nacional, promoviendo la investigación de científicos y técnicos argentinos, con la participación de las universidades regionales, integrando en su aplicación y desarrollo a los científicos sociales en las formas autogestionadas de empresas y en el estudio de las necesidades e interrelaciones en cada comunidad. La muy alta heliofanía de la región garantiza una provisión regular de energía electromagnética, constituyendo a la vez una región con suficiente población como para permitir un desarrollo empresarial en I+D.
Energía Nuclear Por medio de la fisión nuclear, utilizando el uranio como combustible básico (isotopo 235), resultando el plutonio como subproducto. Bajo la coordinación del Organismo Internacional de Energía Atómica, esta tecnología ha logrado un gran desarrollo en el mundo. Para 1993, el 87% de la energía de Lituania, el 77% de la de Francia y un 59% de la de Bélgica, eran generadas por centrales nucleares. Para el año 2004, EEUU tenía 104 reactores operando, Francia, nada menos que 59, Japón, 56 y Rusia disponía de 31 reactores. En la Argentina, le ha correspondido a la Comisión Nacional de Energía Atómica, creada en 1959, el desarrollo y la coordinación de los esfuerzos nacionales en esta forma de tecnología. La central nuclear de Atucha I, en las inmediaciones de Zárate, con una potencia original de 340MW, repotenciada en 1977 a 357MW. Ha sido pionera en América Latina. Desde 1993, contamos con la planta industrial de Agua Pesada en Arroyito-Neuquén. Contamos también con la central nuclear Embalse en Río Tercero con 648MW, la central en construcción Atucha II, la planta de Dióxido de Uranio en Córdoba, los yacimientos de Uranio de Sierra Pintada y Cerro Huemul (Mendoza), Don Otto (Salta), Cerro Solo (Chubut), etc., además del Centro Atómico de Bariloche, entre otras instalaciones. En el marco de esta iniciativa, entendemos que es indispensable para el país lograr integrar todo el ciclo desde la extracción por medio de la minería, pasando por la producción energética, desarrollando aplicaciones científicas en aleaciones, superconductividad, análisis químicos, resonancias, etc. y disponiendo de los residuos encuadrados en el Plan Nacional de Energía Nuclear. Toda esta planificación debe hacerse con la clara conciencia de la alta peligrosidad de esta tecnología cuando se cometen errores. Por ello, las centrales deben estar lejos de grandes ríos, de zonas fértiles, así como de zonas de alta densidad demográfica, aunque ello implique elevar los costos de construcción y transporte. Debemos evitar una alta dependencia de la energía atómica, manteniéndolo como un valor bajo en la producción de energía, nunca por encima del 10%. Es necesario dominar esta tecnología por la inmensa cantidad de aplicaciones (entre ellas, las médicas) que tiene además la ventaja de la no emisión de gases de efecto invernadero. Pocas centrales, manteniendo por seguridad el promedio de porcentual de generación de energía como inferior al mundial (en la actualidad, en torno del 15%), en zonas seguras desde el punto de vista sísmico, lejos de las costas, ríos y centros poblados y con una autoridad autónoma que privilegie la seguridad y la investigación en aplicaciones, posicionando a la Argentina como creador y exportador de tecnología.
Energía Hidroeléctrica Debería ser un objetivo prioritario del país desarrollar la energía derivada de la construcción de represas, pues es de las más sustentables y limpias, no generando gases de efecto invernadero. La Argentina cuenta con una larga historia de éxitos en materia de hidroelectricidad con logros como la construcción de El Chocón, con 1200-1300MW y Piedra del Águila, en la cuenca del Río Limay; Salto Grande en el Río Uruguay, con 1890 MW, y las 20 turbinas de Yaciretá con entre 3000 y 4000 MW, entre otras muchas represas en las distintas zonas del país. Como consigna principal, recomendamos privilegiar las inversiones en este tipo de emprendimientos, pero intentando evitar inundar zonas con suelos fértiles aptos para agricultura con gran biodiversidad como las zonas subtropicales. La región patagónica es aquella en la que la baja densidad demográfica, los suelos poco fértiles de la Patagonia extra-andina y la existencia de ríos como el Gallegos, Coyle, Santa Cruz, en cuya cuenca hay ya dos proyectos en Cóndor Cliff y La Barrancosa, el Río Chubut, hasta ahora subutilizado, además de otros ríos de la zona andina, suponen condiciones ideales para esta tecnología. La combinación de generación de electricidad, control de inundaciones, disponibilidad de agua potable para consumo residencial e industrial y las posibilidades de riego, representan una de las mejores opciones de desarrollo en una región donde estos emprendimientos potenciarían además el turismo. A la par de estas grandes represas, debemos invertir en los llamados pequeños aprovechamientos hidroeléctricos, con centrales de agua fluyente, de pie de represas, y de canal de riego con una potencia igual o inferior a 15MW, lo cual permitiría generar por todos estos medios el 40% de la producción nacional.
Energía por combustibles fósiles Debemos tender a disminuir nuestra dependencia de los mismos, estableciendo como meta llegar a un 30% con este origen en la presente matriz, lo cual implica disminuir su participación en por los menos la mitad de la situación actual. Siendo recursos no renovables y escasos, es necesario encontrar el camino para desandar las consecuencias del Artículo 124 de la Constitución Nacional que establece: “Corresponde a las provincias el dominio originario de los recursos naturales existentes en su territorio”.No caemos en la tentación facilista de proponer cosas en abstracto y no avalamos campañas irresponsables y oportunistas que no explican cómo salvar la cláusula constitucional y la trama de intereses regionales que se ha estructurado en torno de ella, pero sí consideramos necesario elevar la discusión y planificación del aprovechamiento de los recursos a nivel nacional, única instancia capaz de limitar el poder de las empresas petroleras multinacionales. Alentamos la mayor actividad por parte de ENARSA en la búsqueda de reservas en la plataforma continental y entendemos que la mayor parte de la producción de hidrocarburos debe destinarse a petroquímica y transporte, intentando no malgastar ese recurso escaso en el consumo residencial. La Argentina debe tratar de ponerse a la cabeza del desarrollo de tecnologías alternativas aceptando el hecho de encontrarnos en el fin del paradigma del desarrollo basado en el gas, el carbón y el petróleo, tener una actitud responsable y comprometida con los acuerdos internacionales acerca de la emisión de gases de efecto invernadero, invertir en I+D de fuentes alternativas, regular una administración en función de los intereses nacionales de mediano y largo plazo y no de las multinacionales petroleras. Todo ello nos colocaría en una situación ventajosa ante las inminentes reconversiones que se avecinan. Si proponemos disminuir el porcentual en esta matriz a un 30%, lo hacemos también pensando en desarrollar otras tecnologías -como, por ejemplo, geotérmica- y el uso de la biomasa, en tanto ella no sea de elementos comestibles; es inaceptable pensar en quemar alimentos en función, por ejemplo, de consumos en transporte de los países desarrollados.
Una matriz, por tanto, sustentable, diversificada, flexible, comprometida con la problemática ambiental, que implique el desarrollo de tecnología nacional con la integración de universidades y formas de empresas que incluyan a las autogestionadas, cooperativas y estatales, así como privadas de capital nacional, generando desarrollo regional, empleo, investigación y teniendo como objetivo proveer al pueblo de mejores condiciones de vida.
Energía Solar Desde el punto de vista regional, se debería priorizar la implementación de este tipo de tecnología en las provincias del NOA y de Cuyo. Por lo tanto, las provincias de Jujuy, Salta, Catamarca, La Rioja, San Juan, San Luis y Mendoza, deberían establecer por ley, que en un plazo de 15 años fuera obligatorio para todos los municipios, introducir tecnología que permita aprovechar la energía solar fotovoltaica y solar térmica, que por medio de una superficie absorbente degrada la energía solar generando efecto térmico. En la actualidad, contamos con la ley 25.019, la cual –a la luz de las necesidades de este proyecto- resulta, aunque valiosa, insuficiente. El objetivo de llegar a producir por medio de la energía solar el 10% de la energía, estaría direccionado en principio hacia el consumo residencial, permitiendo el desarrollo de tecnología nacional, promoviendo la investigación de científicos y técnicos argentinos, con la participación de las universidades regionales, integrando en su aplicación y desarrollo a los científicos sociales en las formas autogestionadas de empresas y en el estudio de las necesidades e interrelaciones en cada comunidad. La muy alta heliofanía de la región garantiza una provisión regular de energía electromagnética, constituyendo a la vez una región con suficiente población como para permitir un desarrollo empresarial en I+D.
Energía Nuclear Por medio de la fisión nuclear, utilizando el uranio como combustible básico (isotopo 235), resultando el plutonio como subproducto. Bajo la coordinación del Organismo Internacional de Energía Atómica, esta tecnología ha logrado un gran desarrollo en el mundo. Para 1993, el 87% de la energía de Lituania, el 77% de la de Francia y un 59% de la de Bélgica, eran generadas por centrales nucleares. Para el año 2004, EEUU tenía 104 reactores operando, Francia, nada menos que 59, Japón, 56 y Rusia disponía de 31 reactores. En la Argentina, le ha correspondido a la Comisión Nacional de Energía Atómica, creada en 1959, el desarrollo y la coordinación de los esfuerzos nacionales en esta forma de tecnología. La central nuclear de Atucha I, en las inmediaciones de Zárate, con una potencia original de 340MW, repotenciada en 1977 a 357MW. Ha sido pionera en América Latina. Desde 1993, contamos con la planta industrial de Agua Pesada en Arroyito-Neuquén. Contamos también con la central nuclear Embalse en Río Tercero con 648MW, la central en construcción Atucha II, la planta de Dióxido de Uranio en Córdoba, los yacimientos de Uranio de Sierra Pintada y Cerro Huemul (Mendoza), Don Otto (Salta), Cerro Solo (Chubut), etc., además del Centro Atómico de Bariloche, entre otras instalaciones. En el marco de esta iniciativa, entendemos que es indispensable para el país lograr integrar todo el ciclo desde la extracción por medio de la minería, pasando por la producción energética, desarrollando aplicaciones científicas en aleaciones, superconductividad, análisis químicos, resonancias, etc. y disponiendo de los residuos encuadrados en el Plan Nacional de Energía Nuclear. Toda esta planificación debe hacerse con la clara conciencia de la alta peligrosidad de esta tecnología cuando se cometen errores. Por ello, las centrales deben estar lejos de grandes ríos, de zonas fértiles, así como de zonas de alta densidad demográfica, aunque ello implique elevar los costos de construcción y transporte. Debemos evitar una alta dependencia de la energía atómica, manteniéndolo como un valor bajo en la producción de energía, nunca por encima del 10%. Es necesario dominar esta tecnología por la inmensa cantidad de aplicaciones (entre ellas, las médicas) que tiene además la ventaja de la no emisión de gases de efecto invernadero. Pocas centrales, manteniendo por seguridad el promedio de porcentual de generación de energía como inferior al mundial (en la actualidad, en torno del 15%), en zonas seguras desde el punto de vista sísmico, lejos de las costas, ríos y centros poblados y con una autoridad autónoma que privilegie la seguridad y la investigación en aplicaciones, posicionando a la Argentina como creador y exportador de tecnología.
Energía Hidroeléctrica Debería ser un objetivo prioritario del país desarrollar la energía derivada de la construcción de represas, pues es de las más sustentables y limpias, no generando gases de efecto invernadero. La Argentina cuenta con una larga historia de éxitos en materia de hidroelectricidad con logros como la construcción de El Chocón, con 1200-1300MW y Piedra del Águila, en la cuenca del Río Limay; Salto Grande en el Río Uruguay, con 1890 MW, y las 20 turbinas de Yaciretá con entre 3000 y 4000 MW, entre otras muchas represas en las distintas zonas del país. Como consigna principal, recomendamos privilegiar las inversiones en este tipo de emprendimientos, pero intentando evitar inundar zonas con suelos fértiles aptos para agricultura con gran biodiversidad como las zonas subtropicales. La región patagónica es aquella en la que la baja densidad demográfica, los suelos poco fértiles de la Patagonia extra-andina y la existencia de ríos como el Gallegos, Coyle, Santa Cruz, en cuya cuenca hay ya dos proyectos en Cóndor Cliff y La Barrancosa, el Río Chubut, hasta ahora subutilizado, además de otros ríos de la zona andina, suponen condiciones ideales para esta tecnología. La combinación de generación de electricidad, control de inundaciones, disponibilidad de agua potable para consumo residencial e industrial y las posibilidades de riego, representan una de las mejores opciones de desarrollo en una región donde estos emprendimientos potenciarían además el turismo. A la par de estas grandes represas, debemos invertir en los llamados pequeños aprovechamientos hidroeléctricos, con centrales de agua fluyente, de pie de represas, y de canal de riego con una potencia igual o inferior a 15MW, lo cual permitiría generar por todos estos medios el 40% de la producción nacional.
Energía por combustibles fósiles Debemos tender a disminuir nuestra dependencia de los mismos, estableciendo como meta llegar a un 30% con este origen en la presente matriz, lo cual implica disminuir su participación en por los menos la mitad de la situación actual. Siendo recursos no renovables y escasos, es necesario encontrar el camino para desandar las consecuencias del Artículo 124 de la Constitución Nacional que establece: “Corresponde a las provincias el dominio originario de los recursos naturales existentes en su territorio”.No caemos en la tentación facilista de proponer cosas en abstracto y no avalamos campañas irresponsables y oportunistas que no explican cómo salvar la cláusula constitucional y la trama de intereses regionales que se ha estructurado en torno de ella, pero sí consideramos necesario elevar la discusión y planificación del aprovechamiento de los recursos a nivel nacional, única instancia capaz de limitar el poder de las empresas petroleras multinacionales. Alentamos la mayor actividad por parte de ENARSA en la búsqueda de reservas en la plataforma continental y entendemos que la mayor parte de la producción de hidrocarburos debe destinarse a petroquímica y transporte, intentando no malgastar ese recurso escaso en el consumo residencial. La Argentina debe tratar de ponerse a la cabeza del desarrollo de tecnologías alternativas aceptando el hecho de encontrarnos en el fin del paradigma del desarrollo basado en el gas, el carbón y el petróleo, tener una actitud responsable y comprometida con los acuerdos internacionales acerca de la emisión de gases de efecto invernadero, invertir en I+D de fuentes alternativas, regular una administración en función de los intereses nacionales de mediano y largo plazo y no de las multinacionales petroleras. Todo ello nos colocaría en una situación ventajosa ante las inminentes reconversiones que se avecinan. Si proponemos disminuir el porcentual en esta matriz a un 30%, lo hacemos también pensando en desarrollar otras tecnologías -como, por ejemplo, geotérmica- y el uso de la biomasa, en tanto ella no sea de elementos comestibles; es inaceptable pensar en quemar alimentos en función, por ejemplo, de consumos en transporte de los países desarrollados.
Una matriz, por tanto, sustentable, diversificada, flexible, comprometida con la problemática ambiental, que implique el desarrollo de tecnología nacional con la integración de universidades y formas de empresas que incluyan a las autogestionadas, cooperativas y estatales, así como privadas de capital nacional, generando desarrollo regional, empleo, investigación y teniendo como objetivo proveer al pueblo de mejores condiciones de vida.
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