A propósito del lockout agropecuario
Roberto Hilson Foot
Asistimos en estas semanas a un grave conflicto que ha enfrentado a las empresas agropecuarias con el gobierno. La confrontación es en principio el intento por parte de este sector productivo por desconocer una medida legal como la resolución del Ministerio de Economía y legítima pues es decidida por un gobierno democrático dentro del margen y canales institucionales pertinentes, en función de atribuciones contempladas en la legislación aduanera. Sin embargo el trasfondo del conflicto parece mas complejo pues asistimos a la fase agonal mas dramática del intento por parte del gobierno por lograr el disciplinamiento de los factores de poder en la Argentina, la insoslayable necesidad de lograr un respeto a la ley parece un requisito indispensable para consolidar un proceso de desarrollo que intenta mejorar las condiciones de vida del pueblo argentino con la convicción de que un debilitamiento del gobierno sería un grave retroceso para el campo popular, pues el gobierno es el único sujeto social y político capaz de disputar porciones de poder a los factores dominantes, habiendo demostrado estos en forma reiterada ser incapaces de generar un modelo de desarrollo sostenible.
Este análisis focaliza en la rentabilidad de los sectores determinantes del grupo de empresarios del sector agropecuario, dejando por tanto como objeto de otra discusión la necesidad de tener políticas específicas para los dueños de extensiones inferiores a los 300 a 400 ha. dependiendo de los componentes de renta diferencial y de circunstancias particulares como los factores climáticos y ambientales, que además sean productores directos y no parte de los sistemas de arriendo. Hacemos también la salvedad de no analizar por el momento los temas vinculados a la estructura de tenencia de la tierra y de las cadenas de comercialización que son instancias determinantes en un estudio de este conflicto, adelantando sin embargo que de acuerdo a nuestro criterio estos procesos no son generados por la llamada sojización sino que son detectables en las dinámicas de las décadas del 80 y 90 anteriores a la introducción de la soja round up ready en 1996, aunque dicho cultivo transgénico ha acelerado esas tendencias.
La estrategia argumentativa del presente trabajo estará basada no en confrontar información provista por el gobierno contra la información aportada por las entidades patronales , entre otras razones por el grave descrédito en que han caído instituciones como el Indec, sino en contrastar los dichos del sector rentístico con sus propias acciones.
El primer hecho a considerar es la ampliación de la frontera agropecuaria, en donde podemos determinar una acelerada expansión, estimándose que en apenas los últimos tres años se han deforestado 1.000.000 de ha. Si nos retrotraemos a los últimos 10 años encontramos que en la provincia del Chaco se han deforestado cerca de 250.000ha, en Salta 600.000ha, 800.000ha en Santiago del Estero y 200.000ha en Córdoba, llevando la superficie cultivada en la Argentina a un número cercano a las 35.000.000ha.La soja es un determinante importante en esta dinámica aunque no el único, siendo el área sembrada de 18.000.000ha en la campaña de 2006-2007. Junto a esta expansión del área sembrada encontramos a su vez una mayor inversión en los insumos por ejemplo en el caso de fertilizantes y agroquímicos. La Cámara de la Industria Argentina de Fertilizantes y Agroquímicos (Ciafa) acaba de informar en el mes de Febrero pasado que el consumo de estos insumos había aumentado, solamente en la última campaña, un 20% en relación con la campaña del 2005-2006, recordando además que el gobierno nacional había logrado acordar una rebaja en los precios de los fertilizantes de un 20% por ejemplo en urea. Resulta evidente que si no hay rentabilidad como arguyen las entidades patronales no se expande la frontera agropecuaria ni se invierte tanto más en los insumos, los hechos de los señores demienten sus palabras.
Otra dimensión en la cual se puede apreciar las transformaciones de las zonas rurales es en el costo de la tierra, pues se ha producido un impresionante revalúo en los últimos años. Si se analizan los precios de la tierra en la zona de Tapalqué, Rauch, Maipú, Dolores los mismos pasaron de350 a 450 U$S en 1995 a más de 1500 U$S en el 2007.En una zona triguera de buenos rindes en el sur de la provincia de Buenos Aires como Tres Arroyos, y Necochea el valor pasó de 800 a 1000 U$S en 1995 a 3000 a 4000 U$S en le 2007. Si observamos el oeste de la provincia encontramos que en Villegas, Trenque Lauquen Rivadavia los valores fueron desde los 800 a 1000 U$S la hectárea para invernada, a mas de 3000 hasta 4000 U$S por hectárea en los últimos cuatro años. En el caso de Pergamino y Rojas los valores se triplicaron en apenas cuatro años llegando a pagarse más de 9000 U$S por hectarea. David Ricardo en el segundo capítulo de los Principios de Economía Política y Tributación definía a la renta como aquella porción del producto de la tierra que se paga al propietario por el uso de la potencia original e indestructible del suelo. Más allá de poder discutir la idea de un recurso indestructible lo cierto es que el valor de la tierra guarda una íntima relación con la renta de la misma. La multiplicación exponencial de los valores son un claro indicio del aumento de rentabilidad de los mismos, una vez más los hechos de los señores contradicen sus palabras.
Si analizamos ahora los valores de la producción podemos comprobar un aumento muy pronunciado en los volúmenes pues de 53.000.000 de toneladas de la campaña de 1996-1997 se llegó a los 95.000.000 de toneladas en la campaña del 2006-2007 número que será superado en la presente cosecha, con crecimiento de área sembrada de soja(+3%), girasol(+12%), maíz(+12%) y sorgo(+18%),lo cual permite anticipar un aumento de la cosecha, números que todavía están pendientes. Resulta casi una redundancia hacer notar que si la producción, el área sembrada y la inversión por unidad de área aumentan es porque la rentabilidad es muy importante, no siendo la discusión actual por la desaparición de la rentabilidad sino por la tasa de ganancia, dato crítico de la puja distributiva actual.
Al considerar a continuación la venta de maquinaria agrícola, aparecen datos excepcionales pues de una inversión de 340.000.000 U$S en el año 2002 hemos pasado a ventas por 1.000.000.000 U$S en el año 2007 lo que constituye un record extraordinario. Difícilmente los productores inviertan semejantes montos a menos que sus rentabilidades sean muy elevadas. Los hechos de los señores desmienten una vez sus palabras.
Por último parece pertinente analizar los datos sobre endeudamiento del sector. A lo largo de las décadas del 80 y 90 la morosidad en los préstamos tendió a aumentar con valores que rondaban entre el 25 y el 30% de los créditos en situación de incumplimiento. Esa morosidad llegó a más del 50% para el año 2002. Los altos índices de endeudamiento se han revertido en forma acelerada pues al día de hoy la morosidad es de apenas un 5% sobre créditos de tanto la banca pública como privada, disminuyendo drásticamente los remates de predios rurales.
Todos estos hechos analizados nos permiten afirmar que en un análisis sectorial de unidades productivas por encima de las 300 a 400 ha, siendo productores directos o por medio de pools de siembra la renta agraria es alta. La resolución del Ministerio de Economía de Marzo de 2008 que reduce las retenciones para trigo y maíz y aumenta las retenciones ahora móviles para soja y girasol, acotan la renta pero no significan ni remotamente que amenace la alta rentabilidad del sector, que ha reaccionado con un violento lock-out patronal buscando debilitar al gobierno, maltratando al pueblo Argentino sin tener un proyecto de país, siendo incapaz de afianzar una estabilidad de precios internos que le permite usufructuar de las ventajas comparativas resultantes de la política cambiaria. Los hechos de los señores desmienten sus palabras.
Asistimos en estas semanas a un grave conflicto que ha enfrentado a las empresas agropecuarias con el gobierno. La confrontación es en principio el intento por parte de este sector productivo por desconocer una medida legal como la resolución del Ministerio de Economía y legítima pues es decidida por un gobierno democrático dentro del margen y canales institucionales pertinentes, en función de atribuciones contempladas en la legislación aduanera. Sin embargo el trasfondo del conflicto parece mas complejo pues asistimos a la fase agonal mas dramática del intento por parte del gobierno por lograr el disciplinamiento de los factores de poder en la Argentina, la insoslayable necesidad de lograr un respeto a la ley parece un requisito indispensable para consolidar un proceso de desarrollo que intenta mejorar las condiciones de vida del pueblo argentino con la convicción de que un debilitamiento del gobierno sería un grave retroceso para el campo popular, pues el gobierno es el único sujeto social y político capaz de disputar porciones de poder a los factores dominantes, habiendo demostrado estos en forma reiterada ser incapaces de generar un modelo de desarrollo sostenible.
Este análisis focaliza en la rentabilidad de los sectores determinantes del grupo de empresarios del sector agropecuario, dejando por tanto como objeto de otra discusión la necesidad de tener políticas específicas para los dueños de extensiones inferiores a los 300 a 400 ha. dependiendo de los componentes de renta diferencial y de circunstancias particulares como los factores climáticos y ambientales, que además sean productores directos y no parte de los sistemas de arriendo. Hacemos también la salvedad de no analizar por el momento los temas vinculados a la estructura de tenencia de la tierra y de las cadenas de comercialización que son instancias determinantes en un estudio de este conflicto, adelantando sin embargo que de acuerdo a nuestro criterio estos procesos no son generados por la llamada sojización sino que son detectables en las dinámicas de las décadas del 80 y 90 anteriores a la introducción de la soja round up ready en 1996, aunque dicho cultivo transgénico ha acelerado esas tendencias.
La estrategia argumentativa del presente trabajo estará basada no en confrontar información provista por el gobierno contra la información aportada por las entidades patronales , entre otras razones por el grave descrédito en que han caído instituciones como el Indec, sino en contrastar los dichos del sector rentístico con sus propias acciones.
El primer hecho a considerar es la ampliación de la frontera agropecuaria, en donde podemos determinar una acelerada expansión, estimándose que en apenas los últimos tres años se han deforestado 1.000.000 de ha. Si nos retrotraemos a los últimos 10 años encontramos que en la provincia del Chaco se han deforestado cerca de 250.000ha, en Salta 600.000ha, 800.000ha en Santiago del Estero y 200.000ha en Córdoba, llevando la superficie cultivada en la Argentina a un número cercano a las 35.000.000ha.La soja es un determinante importante en esta dinámica aunque no el único, siendo el área sembrada de 18.000.000ha en la campaña de 2006-2007. Junto a esta expansión del área sembrada encontramos a su vez una mayor inversión en los insumos por ejemplo en el caso de fertilizantes y agroquímicos. La Cámara de la Industria Argentina de Fertilizantes y Agroquímicos (Ciafa) acaba de informar en el mes de Febrero pasado que el consumo de estos insumos había aumentado, solamente en la última campaña, un 20% en relación con la campaña del 2005-2006, recordando además que el gobierno nacional había logrado acordar una rebaja en los precios de los fertilizantes de un 20% por ejemplo en urea. Resulta evidente que si no hay rentabilidad como arguyen las entidades patronales no se expande la frontera agropecuaria ni se invierte tanto más en los insumos, los hechos de los señores demienten sus palabras.
Otra dimensión en la cual se puede apreciar las transformaciones de las zonas rurales es en el costo de la tierra, pues se ha producido un impresionante revalúo en los últimos años. Si se analizan los precios de la tierra en la zona de Tapalqué, Rauch, Maipú, Dolores los mismos pasaron de350 a 450 U$S en 1995 a más de 1500 U$S en el 2007.En una zona triguera de buenos rindes en el sur de la provincia de Buenos Aires como Tres Arroyos, y Necochea el valor pasó de 800 a 1000 U$S en 1995 a 3000 a 4000 U$S en le 2007. Si observamos el oeste de la provincia encontramos que en Villegas, Trenque Lauquen Rivadavia los valores fueron desde los 800 a 1000 U$S la hectárea para invernada, a mas de 3000 hasta 4000 U$S por hectárea en los últimos cuatro años. En el caso de Pergamino y Rojas los valores se triplicaron en apenas cuatro años llegando a pagarse más de 9000 U$S por hectarea. David Ricardo en el segundo capítulo de los Principios de Economía Política y Tributación definía a la renta como aquella porción del producto de la tierra que se paga al propietario por el uso de la potencia original e indestructible del suelo. Más allá de poder discutir la idea de un recurso indestructible lo cierto es que el valor de la tierra guarda una íntima relación con la renta de la misma. La multiplicación exponencial de los valores son un claro indicio del aumento de rentabilidad de los mismos, una vez más los hechos de los señores contradicen sus palabras.
Si analizamos ahora los valores de la producción podemos comprobar un aumento muy pronunciado en los volúmenes pues de 53.000.000 de toneladas de la campaña de 1996-1997 se llegó a los 95.000.000 de toneladas en la campaña del 2006-2007 número que será superado en la presente cosecha, con crecimiento de área sembrada de soja(+3%), girasol(+12%), maíz(+12%) y sorgo(+18%),lo cual permite anticipar un aumento de la cosecha, números que todavía están pendientes. Resulta casi una redundancia hacer notar que si la producción, el área sembrada y la inversión por unidad de área aumentan es porque la rentabilidad es muy importante, no siendo la discusión actual por la desaparición de la rentabilidad sino por la tasa de ganancia, dato crítico de la puja distributiva actual.
Al considerar a continuación la venta de maquinaria agrícola, aparecen datos excepcionales pues de una inversión de 340.000.000 U$S en el año 2002 hemos pasado a ventas por 1.000.000.000 U$S en el año 2007 lo que constituye un record extraordinario. Difícilmente los productores inviertan semejantes montos a menos que sus rentabilidades sean muy elevadas. Los hechos de los señores desmienten una vez sus palabras.
Por último parece pertinente analizar los datos sobre endeudamiento del sector. A lo largo de las décadas del 80 y 90 la morosidad en los préstamos tendió a aumentar con valores que rondaban entre el 25 y el 30% de los créditos en situación de incumplimiento. Esa morosidad llegó a más del 50% para el año 2002. Los altos índices de endeudamiento se han revertido en forma acelerada pues al día de hoy la morosidad es de apenas un 5% sobre créditos de tanto la banca pública como privada, disminuyendo drásticamente los remates de predios rurales.
Todos estos hechos analizados nos permiten afirmar que en un análisis sectorial de unidades productivas por encima de las 300 a 400 ha, siendo productores directos o por medio de pools de siembra la renta agraria es alta. La resolución del Ministerio de Economía de Marzo de 2008 que reduce las retenciones para trigo y maíz y aumenta las retenciones ahora móviles para soja y girasol, acotan la renta pero no significan ni remotamente que amenace la alta rentabilidad del sector, que ha reaccionado con un violento lock-out patronal buscando debilitar al gobierno, maltratando al pueblo Argentino sin tener un proyecto de país, siendo incapaz de afianzar una estabilidad de precios internos que le permite usufructuar de las ventajas comparativas resultantes de la política cambiaria. Los hechos de los señores desmienten sus palabras.
2 comentarios:
Estoy azorada de leer tantas barbaridades.
Creo que el proceso de transformación nacional de los K se debería llamar proceso de la "destrucción" nacional.
Ya sabemos todos que el cultivo insustentable de soja que se realiza en la Argentina transformará a nuestro país en un desierto que nunca se recuperará (gran parte ya lo es). Bien dice el dicho popular "soja para hoy, hambre para mañana".
Los terribles impactos ambientales de las represas hidroeléctricas, han hecho que en los países civilizados se desaliente totalmente su construcción, acá vamos al revés del pepino.
Sin palabras, así estamos, cada vez peor. Siento verguenza ajena, ya que nuestros políticos no la sienten por los desastres que hacen. Tanto se llenan la boca hablando de los derechos humanos, y permanentemente se están violando los derechos de todos los ciudadanos del país al destruirlo de esta manera.
Excelente post, está claro entonces si el móvil del paro del campo no está en la rentabilidad, hay que ubicarlo en el terreno político, en el que sólo puede adquirir la categoría de insubordinación a las instituciones, específicamente a la aptitud del Gobierno en intervenir en el mercado, en éste caso, distribuyendo la renta entre los otros sectores que no están favorecidos por los negocios que nuestro suelo les provee.
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